La arribada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo conllevó a la
fundación de grandes ciudades coloniales a lo largo del continente
en las décadas venideras a 1492. También acarreó guerras de
conquista, pero más allá de la sangre derramada, la llegada de los
castellanos implicó una nueva visión cultural, un nuevo arte y
estilo arquitectónico urbano y por supuesto una nueva religión. En
definitiva, la súbita aparición de esos hombres blancos y barbados,
para bien o para mal, cambió de forma radical la visión de la
realidad que tenían los pueblos precolombinos. El primer núcleo
urbano estable en América, como bien conocemos, fue Santo Domingo,
que llegó a ser una próspera ciudad colonial ya que era la puerta
de entrada al mar caribe. Sin embargo el mérito honorífico de ser
la primera ciudad colonial de gran importancia en América del Sur le
correspondió sin lugar a dudas a Nueva Cádiz. Este asentamiento
castellano fue fundado precisamente bajo la jurisdicción de la
Audiencia de Santo Domingo en la región insular que actualmente
pertenece al Estado de Nueva Esparta, en Venezuela. Se trata de un
archipiélago del mar caribe compuesto por tres islas: La Isla
Margarita (la más grande), la Isla de Coche que es solamente un
islote, y por último la Isla de Cubagua donde fue levantada Nueva
Cádiz en la primera mitad del siglo XVI.
La Isla de de Cubagua con una superficie de 22 km2 es un
páramo desértico ubicado frente a las costas orientales de la
península de Araya. Debido a su clima árido y cálido la isla no
tiene cauces naturales de agua permanente, sin embargo sí hay
quebradas, o bien barrancos por donde suele pasar el agua de manera
temporal. La isla presenta una vegetación con formaciones herbáceas
y su fauna es en cierta manera diversa, aunque la fauna más
importante es la marina. Existen diferentes especies de aves marinas
tales como gaviotas y pelícanos y aves no marinas como pericos. En
su litoral existen numerosas especies, como caracoles, ostras,
erizos, cangrejos y una buena variedad de peces. Al contrario que la
marina, la fauna terrestre es muy escasa, tan sólo existen algunas
poblaciones de conejos. Pero el bien natural más preciado de Cubagua
eran las ostras perleras, cuando llegaron los españoles a la isla
era un lugar rico en ostrales, y precisamente la economía de Nueva
Cádiz se basó en la explotación de perlas, y esa misma razón fue
por la cual se fundamentó la existencia de la ciudad. Como
curiosidad, a parte de las ostras perleras, uno de los recursos
naturales más llamativos de la isla es el petróleo. Situándonos en
la costa norte encontramos una pequeña corriente de petróleo
natural en le agua. Este recurso fue conocido por los nativos
prehispánicos ya que se tiene constancia que lo usaban para la
protección de las canoas y para prender las antorchas. También
sabemos que los castellanos exportaban petróleo de Cubagua a Europa
como un producto exótico.
La ocupación colonial de la Isla de Cubagua estuvo marcada por dos
fases, siendo la última la de mayor prosperidad. En su primera etapa
la isla empieza a ser poblada para la explotación de rancherías
perleras desde principios del siglo XVI, finalmente, en 1520 estalla
una rebelión de nativos que acaba con estos primeros habitantes.
Llegado el siguiente período de ocupación que abarca de 1521 hasta
1543. Cubagua alcanza su mayor auge gracias a una notable
transformación urbanística. Debido a esta considerable progresión
el asentamiento adquiere el rango de villa y más tarde el de ciudad.
Prácticamente, se puede decir que el período de mayor actividad
humana en la isla comprende entre los años 1510 y 1544. Aunque la
arqueología no descarta la llegada de grupos humanos de manera
esporádica después de esas fechas. Lo cierto es que durante su
época de esplendor Nueva Cádiz se convierte en una ciudad autónoma,
administrada por un cabildo propio, y como consecuencia fuera de la
administración de una provincia. El ámbito administrativo de Nueva
Cádiz también englobó la costa de Cumaná, ya que allí adquirían
diferente recursos: agua, leña, frutos y nativos para la pesca de
perlas.
Como hemos citado la fecha del primer asentamiento colonial
corresponde de 1510 hasta 1520. Este primer enclave tan sólo estaba
formado por campamentos temporales, para la explotación de los
recursos de la isla. Las casas donde vivían los trabajadores
solamente eran humildes chozas hechas de cañas entretejidas y unidas
con una mezcla de tierra húmeda y paja. Es muy probable que el
suministro de agua para el consumo de los trabajadores fuera un
problema constante ya que la isla carecía de este bien, es por ello,
sin duda, que la importación de agua desde la península de Araya y
el resto costa continental venezolana fuese fundamental para
abastecer a los lugareños. El deseo de conseguir una mayor
producción de perlas conllevó a que los nativos de la zona fueran
esclavizados sin piedad, sin embargo, ante estas condiciones de
trabajo tan abusivas, más de un centenar de nativos terminan
rebelándose y destruyendo los campamentos coloniales.
En 1521 la Isla de Cubagua se empezó a poblar nuevamente. Para
favorece la llegada de nuevos habitantes el Alcalde Mayor se encarga
de repartir nuevos solares vacíos. Es en esta segunda ocupación
colonial cuando la isla se convierte en un núcleo urbano de mucha
importancia. En 1526 el asentamiento adquiere la categoría de villa
pasándose a llamar «Villa de Santiago de Cubagua». Y gracias a la
real cédula del 13 de septiembre de 1528 promulgada por Carlos I se
le otorga el rango de ciudad, esta vez se le cambia el nombre por el
de «Nueva Cádiz de Cubagua» y se le dota de un escudo de armas
propio. A partir de 1528 la ciudad llegó a tener más de mil
habitantes incluyendo a los indios y negros. Este auge demográfico
hizo de Nueva Cádiz de Cubagua una ciudad colonial de notable
importancia.
Este período de gran productividad fue posible gracias a la
creciente industria de las perlas. Los beneficios obtenidos con la
explotación perlera permitieron construir una ciudad ordenada por
calles pavimentadas, la avenida más grande llegó a tener 300
metros, Nueva Cádiz también contó con plaza mayor, iglesia,
conventos y mercado. Los edificios de mayor importancia en la ciudad
fueron, el convento de San Francisco, la ermita de Nuestra Señora de
la Concepción y el Ayuntamiento que estaba cercano a la playa. En un
primer momento las casas construidas en los solares vacíos fueron de
madera y caña, luego con el paso del tiempo las casas empezarían a
construirse de barro, piedra, ladrillos y tejas. Debido a la falta de
leña los lugareños no emplearon la técnica constructiva de cal y
piedra. Para solventar este inconveniente utilizaron en sustitución
de la cal un material hecho de moluscos triturados aderezados con
arena.
El resto de las ganancias de la producción de perlas se destinó al
pago de los dividendos a los dueños de la explotación y a financiar
el alto nivel de vida de la elite local. También una parte de los
ingresos fueron a las arcas del Estado. Y esos mismos ingresos
estatales fueron utilizados para hacer una política destinada a
fortalecer el poder imperial de Carlos I de España y V del Sacro
Imperio Romano.
Aproximadamente, en 1538 Nueva Cádiz comienza a entrar en decadencia
por la sobreexplotación de los ostrales que terminó mermando la
industria de perlas. En consecuencia con esta realidad a las
autoridades locales no les quedó más remedio que establecer una
nueva ranchería en Guajira. De este modo los lugareños empezaron a
abandonar la ciudad. En los años venideros dos acontecimientos
terminaron por darle el golpe de muerte a la Ciudad de Nueva Cádiz.
El primer revés, fue en noviembre de 1541, cuando la ciudad queda
casi totalmente destruida a causa de un maremoto. Finalmente, estando
la ciudad ya en ruinas, en julio de 1543 una pequeña flota de naves
corsarias saqueó lo poco que queda en pie de Nueva Cádiz.
Seguramente, el abandono de Nueva Cádiz estuvo condicionado por
diversas causas, entre ellas: la falta de agua, los desastres
naturales, los saqueos y la negativa de los indios a trabajar en
pésimas condiciones. Sin embargo, lo cierto es que tal vez el motivo
de mayor peso, fue el agotamiento de las ostras perleras debido a su
explotación sin control. Por lo tanto la industria en la zona dejo
de dar grandes beneficios y las autoridades se vieron obligadas a
buscar nuevas zonas para la explotación de perlas, dejando así de
ser la Isla de Cubagua un lugar de interés. No obstante, Nueva Cádiz
no tendría un total abandono, en los siglos venideros las ruinas de
la ciudad serían ocupadas por viajeros esporádicos, los fogones y
restos humanos hallados in situ así lo atestiguan. Nueva Cádiz,
floreció en una tierra seca y baldía, desafiando un entorno extraño
con la fuerza que toda juventud de manera universal demanda, y así
progresó, gracias a los generosos recursos del mar. Pero, esa ley
eterna e inexorable para todo lo humano también demanda igualmente
una vejez y un ocaso. Unos melancólicos versos de la época,
escritos por un poeta local, lamentan la destrucción de la ciudad,
según el testimonio de Juan de Castellanos:
Aquí fue pueblo plantado
cuyo próspero partido,
voló por lo más subido,
mas apenas levantado
cuando del todo caído.
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